domingo, 21 de junio de 2015

EL DÍA QUE ME TRATARON COMO A UNA DELINCUENTE…

EL DÍA QUE ME TRATARON COMO A UNA DELINCUENTE…

 

Todo empieza un sábado por la mañana, a eso de las 11:20 de la mañana, cuando aún no has terminado de despertar, cuando tu cabeza aún no es capaz de discernir ni de identificar lo que es real de lo que es un sueño, cuando el sabor a café inunda aun tu boca y aparece en tu teléfono móvil una llamada de un número privado y preguntan por tu nombre y apellidos,  donde te piden que ratifiques cuál es tu matrícula y el modelo de tu coche…

 

Todavía con las legañas en los ojos y el desdén y la pereza inundando tu cuerpo, un tío empieza a decirte que es un policía y que te llama de los juzgados de Plaza Castilla y te dice que tienen una foto de tu vehículo en una gasolinera de Portugal de dónde has huido sin pagar el repostaje…

 



¡CÁGATE LORITO!

 

Y tú lo único en lo que piensas es: “¿a qué gilipollas le habré dado yo mi teléfono y se estará aburriendo tanto para gastarme esta puta broma que ya empieza a dejar de tener  maldita la gracia”…

 

No paras de repetirle “¿esto es una broma verdad?”(ahora, que en todos los programas radiofónicos matinales gastan este tipo de bromas a diario te crees una víctima más de ellos)…

 

Y ya dices para rematar: “¿esto no me lo deberían de comunicar por escrito enviándome un correo postal certificado o un requerimiento en el que me soliciten personarme en el juzgado?¿desde cuándo trabaja la policía para estos casos los sábados?”

Y te contestan, “pues le enviamos un patrulla para notificárselo”…

A lo que piensas: no tendrán otra cosa que hacer que venir a mi casa dos policías un sábado a traerme una notificación…

 

Total, que cuelgas el teléfono con un mosqueo muy majo para un sábado por la mañana y sigues en tu rutina sabadil haciendo tus quehaceres marujiles (lavadora, cambio de sabanas, comida, etc…)

 

Te preparas para disfrutar de tu primer día de piscina, puesto que ha estado haciendo mal tiempo y hasta hoy no lo has visto claro y te bajas a la piscina abarrotada de vecinos, a la mayoría ni los has visto jamás, estrenas ese bikini ROJO que te acabas de comprar la tarde anterior y que te sienta como un puto guante, así que te embadurnas de crema, te colocas de frente al sol, te derrites un ratito, una duchita, otro poco más y de repente se acerca la conserje y te dice:

“Estos señores preguntan por ti”…

Miras y ves a dos maderos uniformados esperándote… GLUPS!

(Joder con la bromita, ya está siendo pesada…)

 

No te lo crees, no hay cuencas suficientes que alberguen los ojos de alucine que se te quedan y vas para allá… Al llegar te dan los buenos días, te preguntan si es la persona a la que vienen a buscar y te identificas como tal.

(Mientras, todos los ojos de los vecinos están clavados en ti…y no precisamente por el bikini ROJO)

 

Y en mi cabeza no deja de dar vueltas la idea de que de un momento a otro se van a arrancar la ropa y me van a hacer un streptease de puta madre pa mí solita y para las alcahuetas de mis vecinas…¡LOS COJONES!

 

Te dicen que traen una notificación para que te presentes mañana mismo sin falta en los juzgados de Plaza Castilla a las 10:30 de la mañana (¡¡¡¡UN DOMINGO A LAS 10:30 DE LA MAÑANA!!!!...Adiós al streptease…)

A lo que contestas: ¿y si no me presento?

“Pues entonces estará usted en búsqueda y captura y tendremos que venir a detenerla”…

Entonces sale esa FIERA que llevas dentro y que cualquier Ángel del Infierno se tatuaría si se le pudiera dar forma… y te quieres comer a los policías, al juez, la gasolinera de Portugal y a su puta madre…

 

Tiras el papel al suelo, dices que no piensas firmar esa mierda, que qué tipo de broma es esta y que lo sientes mucho por ellos, porque tengan esa mierda de trabajo pero que es aberrante y vergonzoso que hagan este tipo de labores y más que se te personen así bajo la atenta mirada de todo el puto vecindario…

 

Al final accedes a firmar y ellos se marchan… solo te queda la pataleta, decidir si prefieres reír o llorar, no sabes a quién llamar, con quién hablar. Por fin se lo cuento a mi hijo y me dice: “mamá, el año pasado por estas fechas estuvimos en el Rock in Río, ¿no te acuerdas?”

 

Y ahí caes… sacas humo por las orejas haciendo memoria de dónde repostaste, cómo, dónde…

 

Y terminas por recordar que sí, que repostaste en una gasolinera a la vuelta donde pagaste con una tarjeta de crédito en el mismo surtidor…

 


Continuará…

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